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    Peregrinaje a Badrinath - parte 3
    por Durga Ahlund

     

    Esa noche dormimos bien y nos despertamos en paz, incluso aunque nos quedaba muy poca comida y todavía no había rastro de Deba. Hicimos nuestra sadhana por separado. Randy se fue a caminar por las montañas, pienso que esperaba descubrir a Deba en camino.

    Acababa de hacer nuestro desayuno instantáneo cuando escuché a Randy gritar desde la cornisa del acantilado. ¡Alguien viene! ¡Los puedo ver! ¡Son cuatro o cinco personas!

    Algunas horas después, Randy volvió al campamento con las noticias de que Govindan y Walter habían llegado con un guía y porteadores. Devananda y yo fuimos a recibirlos. Govindan estaba sorprendido pero contento de vernos. Estábamos muy felices, no esperábamos verlos. Llegaron tres o cuatro días antes de lo planeado. Govindan dijo que apenas me reconocía, que parecía nepalí. Supongo que parecía una nativa, bronceada, golpeada por el clima, envuelta en mantas y más bien delgada. Traían un montón de comida extra y estaban muy felices de compartirla. Estábamos felices de comer.

    La comida llevaría un tiempo, así que decidimos hacer las asanas juntos. Puedo decir que nunca antes había disfrutado las posturas como lo hice ese día. Estaba totalmente aclimatada y hacer las posturas ahí fue una elevación espiritual que nunca olvidaré. Ese fue el primer día en Satopath en el que hice las 18 asanas completas, y fue allí y entonces cuando comencé a utilizar los bandas con intensidad junto con la respiración espinal.

    El día siguiente fue muy frío. Era finales de septiembre y sentí que el invierno pronto estaría aquí. Pasé algún tiempo con Govindan y Walter mostrándoles las cuevas que habíamos encontrado, e hice sadhana con ellos. Creo que estábamos un poco nerviosos respecto al regreso seguro de Deba. Govindan no le había visto en Josimath ni le habían visto en Badrinath.

    Alrededor de las 4 de la tarde Randy volvió excitado al campamento. Pudimos ver a Deba con unas cuatro personas más. Había sido capaz de encontrar un gran guía y un grupo de porteadores. Sin embargo, tendríamos que marcharnos a la mañana siguiente, se esperaba una gran nevada. Deba y Raoul, el nuevo guía, prepararon comida. Todos estaban muy animados y, tras la cena, Raoul cogió mi tambor y comenzó a tocar. Era asombroso y los porteadores comenzaron a cantar bhajans adorables. En un momento dado, comencé a danzar y, antes de que nos diéramos cuenta, todos estaban danzando en círculo con la música y con el tambor. ¡Fue una noche memorable!

    A la mañana siguiente nos levantamos temprano para meditar y tomamos un montón de chapatis y de té chai. Govindan vino a nuestro campamento mientras empaquetábamos. Escaló con nosotros a lo alto del valle. Estaba muy preocupada por si el tiempo se estropeaba mientras él y Walter estaban ahí. Planeaban quedarse otras 48 horas y luego volver a Badrinath. Los guías hablaron mucho rato sobre el tiempo. Fuertes nevadas podrían alcanzarlos en ese intervalo. Le pedía a Govindan que prometiese que se marcharían en 24 horas si el tiempo empeoraba. No podía imaginarlos teniendo que regresar con fuertes nevadas, caminando sobre los peñascos y los senderos estrechos y escarpados.

    Nos dijimos adiós y comenzamos a escalar de vuelta. Nos tomó dos días llegar allí, sin embargo, sólo nos llevó un día regresar a Badrinath.

    El resto del viaje fue relativamente suave. En un momento dado me resbalé en un sendero estrecho. Fue una caída peligrosa que provocó miedo. Mi hombro sufrió un tirón muy abruptamente y me caí sobre las raíces descubiertas de un árbol. Inmediatamente sentí que el dolor se disparaba a través de la articulación de mi hombro.

    Conforme Randy y yo atravesábamos un campo llano, dos águilas volaron muy cerca de nuestras cabezas dando círculos. Fue una hermosa visión. Nunca había visto volar águilas tan cerca. Poco después recibí un mensaje mental, una onda cerebral. Fue un conocimiento instantáneo. Supe que el karma entre mi marido Mikael y yo estaba completado y acabado. Supe que él había encontrado a alguien y que, tan pronto como regresase, comenzaríamos a procesar el divorcio. Fue un profundo hecho consumado.

    En Mana fuimos al puesto del ejército a registrarnos. Estaba allí el mismo oficial, que parecía sorprendido de que realmente nos hubiéramos quedado tanto tiempo en Satopath. Compramos té para todos y nos sentamos en la aldea durante una hora antes de que pudiéramos considerar movernos hacia el Dev Hotel en Badrinath. Pensé en Mikael. Habíamos estado casados durante 24 años. Busqué algún sentimiento acerca de lo que sabía. No había sensación o emoción interna. Disfruté inmensamente de mi té. Me tomé dos.

    Nos registramos en el Dev Lok. A la mañana siguiente abrí mi puerta para dejar que entrase la luz. Hacía frío y quería hacer sadhana en mi habitación. En un momento dado, abrí mis ojos y vi una rata sentada junto a la puerta. Era enorme y marrón, con una larga cola, y estaba mirando hacia mi habitación, sin moverse. Y encontré interesante a esta rata. No grité ni me moví de mi cama. Estaba observando su piel ligeramente coloreada y el contorno de su cabeza y la longitud de su cola, y luego observé cómo correteaba escaleras abajo. La estaba presenciando sin ningún pensamiento de miedo o disgusto.

    ¿Quién era la persona sentada en esta cama?

    Badrinath tiene una magnificencia física que es cautivadora. También tiene una vibración espiritual que puede dar poder a la transformación. Es como si Badrinath estuviera investido con las vibraciones de todos los innumerables santos, sabios y siddhas que han hecho su penitencia allí y que alcanzaron los estados más elevados de consciencia.

    Allí hay también un Silencio fácil que no he experimentado en ningún otro lugar. No hay formas de pensamiento intrusivas, interrupciones ni perturbaciones en mi mente cuando me siento a meditar. Estando sola en medio de la naturaleza, alrededor de Badrinath, se me hizo muy fácil volverme hacia dentro de mí misma. Me moví hacia adentro como si hubiera caminado, lenta y dificultosamente, a mi propio ritmo, y buscando la fuerza y el consuelo de una Presencia más grande que yo misma.

    El verdadero beneficio de un peregrinaje es que activa cambios sutiles en el ser físico, mental y espiritual. A veces el cambio es tan sutil que no puedes señalarlo. Y a veces no hay nada sutil en él – tú y tu vida cambiáis dramáticamente. Y como el cambio es constante, no importa cuán intuitivo seas, nunca puedes predecir exactamente cómo cambiará tu vida.

    El tiempo se estaba volviendo frío y llegaba la nieve. Conforme salía de mi habitación para desayunar, miré al monte Neelakantah. La cima de la montaña estaba completamente oculta por las nubes. Estaba preocupada por Govindan, Walter y el resto del grupo. Había nieve allí, mucha más de la que habíamos visto. Recé para que tuvieran experiencias llenas en Satopath pero que volvieran pronto a Badrinath sanos y salvos.

    Estar en Satopath me otorgó el tiempo para reconocer y aceptar las debilidades y limitaciones de mi personalidad, y para conocer también el poder de mi individualidad y la importancia de expresarla. A través de todo el peregrinaje me volví consciente de mis propias resistencias y aversiones, que estaban causando desarmonías en mi cuerpo y en mi vida. Me di cuenta de las imperfecciones de mi naturaleza y de la vida que estaba viviendo. Me ayudó a visualizar la posibilidad de vivir una vida divina que fuera simple, amable, completa y consciente. Me sentí más sintonizada con mi Ser y conectada con mi propia shakti.

    Volvía de la montaña y me sentía preparada. No lamentaba haber estado más tiempo, ni sentía la urgencia de volver a casa.

    Tuvimos muy pocas conversaciones en el camino desde Badrinath. La soledad y la introspección habían sido nuestro modus operandi durante los pasados diez días, y no teníamos necesidad ni interés de compartir nuestras experiencias, percepciones o inspiraciones individuales. Descansábamos en un nido de silencio mental.

    No podría vivir en los Himalayas. Pero sabía que volvería de nuevo, una y otra vez. Hubo momentos en este peregrinaje en los que me sentaba quieta más allá de mi mente razonadora, donde estaban todas las respuestas a mis preguntas – donde podía acceder a comprensiones sobre mi ser, y la intuición podría surgir sobre mi vida, y de donde obtenía una guía directa. Badrinath/Satopath guardaba para mí la llave para abrir este lugar, en mi mente y en mi corazón. Es mi Satgurú interno. Badrinath es Babaji.

    Varios días después, en Haridwar, me encontré con Govindan y Walter que volvían de Badrinath. Estaban resplandecientes. Tuvieron grandes días en Satopath pero un viaje de vuelta duro. La noche antes de que se marcharan hubo una tormenta de nieve, y una gran cantidad de ella cubrió las rocas y los peñascos, de modo que tuvieron que viajar muy lentamente. No pudieron llegar a Mana antes del anochecer. ¡Viajaron por eso senderos estrechos, rocosos y limosos cubiertos de hielo y nieve, en la oscuridad! Era tan peligroso en condiciones normales, que no podía imaginar que hubieran seguido en la oscuridad con sólo esas pequeñas linternas para alumbrarles el camino. Me compartieron que la mañana justo antes de salir observaron una avalancha estallando desde la montaña más cercana a su campamento. La enorme masa de nieve siguió moviéndose no sólo por la montaña sino también por la cresta del valle donde estaban, y parte de ella acabó sobre ellos como copos de nieve. Es bien sabido que en los Himalayas el néctar divino viene en la forma de precipitación. Esto fue una bendición, sin duda. Se habían sentido seguros al viajar incluso a oscuras.

    Acompañé a Govindan y a Walter al aeropuerto de Nueva Delhi. Sorprendentemente, Govindan iba en el mismo avión de vuelta que todos. Llegamos a Nueva York, tuvimos tiempo para un abrazo, y partimos hacia nuestros vuelos respectivos de vuelta con nuestras familias. El peregrinaje estaba completo. Sin embargo, sus frutos no habían comenzado a caer.

    El peregrinaje a Badrinath/Satopath me bendijo con la fe en algo más allá de mi comprensión, que estaba tomando el control de mi vida. Sorprendentemente, esa verdad, más que perturbarme, me trajo una inmensa gratitud y alivio. Mi naturaleza dubitativa se estaba disolviendo. No había nada que cuestionar, nada que temer.

    Ante mi sorpresa, los demás a mi alrededor mencionaron regularmente mi naturaleza profundamente devocional. Yo no tenía una naturaleza religiosa. Nunca hubiera pensado en mostrar externamente mi devoción. Aun así, eso debía ser lo que estaba sintiendo. Anhelaba bañarme en esa interna, vasta y calmada consciencia, ecuánime, que a menudo acompañaba mis pensamientos, percepciones y mi entusiasmo. A través de ese anhelo, se había abierto un canal hacia una calma subyacente que actúa de forma regular sobre las agitaciones de mi mente, aquietándola, redirigiéndola, ampliándola. A veces me permitía percibir directamente, sin pensar primero. Llenaba mi corazón de amor. Ese amor a veces me sobrecogía y envolvía a otros, incluso extraños, en él.

    En Satopath fui iniciada en una relación con mi Ser interno. Comprendí que esta relación era la que había anhelado toda mi vida – la más constante e íntima que uno puede tener. ¿Cómo podía ninguna relación externa acercarse siquiera a esto? Nadie se relaciona conmigo, momento a momento, cada minuto de mi vida, como lo hace el Ser interno. Ha estado siempre ahí, dominando y dirigiendo las experiencias de mi vida.

    Los Siddhas dicen que la devoción crea un vínculo inquebrantable con el Ser, y transfiere el propio centro de actuación de las manos del ego a las manos del alma. Este vínculo abre el canal para que una consciencia superior ejecute la voluntad divina. Esta consciencia superior, concentrada, es siempre centrada y armoniosa, mientras que nuestra consciencia y nuestra voluntad ordinarias actúan desde sentimientos e impulsos azarosos y dispersos del deseo vital, la necesidad física o las ideas mentales.

    Mis meditaciones se convirtieron en oraciones, no pidiendo nada, sino como una expresión de amor. El amor es mi experiencia de la devoción.

    Quizás los seres iluminados son capaces de morar permanentemente en ese centro, de modo que el alma divina dirige su consciencia de vigilia y la naturaleza activa externa. Estoy agradecida de que mi Ser interior me permitiera contemplar y saborear esta intensa experiencia.


    Traducido del blog http://seekingtheself.com con el permiso de la autora


 

 

 

 

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