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    Un templo para Babaji
    por Swami Ayyappa Giri

     

    En una ocasión Yogui Ramaiah se perdió por terrenos del sur de India durante una noche lluviosa, y se refugió bajo un árbol. Recibió entonces el siguiente mensaje de Babaji, que le dijo que le había guiado hasta el lugar donde nació en el año 203 d.C. En ese punto Yogui Ramaiah mandó construir un foso para el fuego sagrado, y tras él, un templo consagrado a Babaji. Swami Ayyappa Giri, discípulo de Ramaiah, narra cómo fue la construcción de este templo, siguiendo las instrucciones directas que el Maestro le dio a Ramaiah.



    Durante 1971 hice tapas (disciplina yóguica) intensamente durante muchas ocasiones en el lugar de nacimiento de Babaji. La parcela del terreno estaba llena de pinchos y de rocas, pero para mí era un lugar de gran paz, poder y gozo. No había árboles que dieran sombra, y el sol de verano de Tamil Nadu era de un calor abrasador. Sin embargo, estaba decidido a que la mente no fuera influenciada por la incomodidad física. Cada dolor corporal me condujo más y más profundamente hacia adentro, hasta que estaba flotando dentro y fuera de una atemporalidad; un lugar de no pensamiento. Una hora, dos horas pasaban. Tras algún tiempo sentí un movimiento húmedo y una marcada presión en la cara y en el cuerpo, ya que no llevaba camisa. Las sensaciones me sacaron literalmente fuera de ese estado profundo. Conforme abrí mis ojos, quedé deleitado, no obstante, al ver que una vaca adorable estaba lamiendo mi cara y mi pecho. Estoy seguro de que estaba disfrutando de la sal de mi sudor, ¡pero en ese momento sólo podía pensar en el Señor Krishna!

    Poco después Yogiar (Yogui Ramaiah) pidió a los sadhakas de Kriya Yoga Marshall Govindan y yo mismo que volásemos a Delhi para reunirnos con el ministro de Aviación y Turismo, el doctor Karan Sing. El propósito era comprar al gobierno indio la pequeña parcela de tierra en la que nació Babaji con el fin de construir un templo abierto a todos. Con la plena autoridad de Babaji, Yogiar nos hizo esta petición, y nunca se me ocurrió, por un momento, que no pudiera hacerse. Permanecí en India trabajando en el proyecto y tras más de un año de esfuerzo y de gracia masiva de Babaji, que movía los hilos tras el escenario, el sueño se realizó.

    Yogiar me pidió entonces que supervisara la construcción de un templo de granito dedicado a Babaji en el sagrado lugar. Los rugosos bloques de granito fueron excavados cerca de Kanadukathan y trasladados mediante carros de bueyes al lugar de la talla, la ciudad de Karakudi, según la antigua tradición. Recuerdo hacer mantras durante muchas horas mientras el tic, tic, tic de los escultores stapadi se oía de fondo. Cuando los bloques tallados y las imágenes se completaron y el templo estaba preparado para montarse, fueron transportados por carro al lugar de nacimiento de Babaji. Durante los dos meses siguientes de la construcción, la estación del monzón llegó a su máximo apogeo y llovía constantemente conforme nos aproximábamos a la fecha tope para inaugurar el templo. Los trabajadores movían audazmente con palancas los enormes bloques de piedra mientras chapoteaban a través del barro y la lluvia cantando los nombres de Dios para sostener el ritmo del trabajo y mantener alta su energía.

    Cuando la construcción finalizó, aunque siguió la lluvia, se me otorgó el gran honor de trabajar con los sacerdotes brahmines conforme preparábamos el astabandha (un tipo especial de cemento) para asegurar la imagen (murti) de Babaji en su pedestal.

    Milagrosamente, conforme empezábamos el Mahakumbh Abeshak (primer baño ceremonial) en la hora sagrada, la lluvia cesó por primera vez en muchas semanas. Las nubes se separaron y un rayo de luz descendió directamente sobre el mismo templo. El rayo de luz permaneció en el templo hasta que la puja (ofrenda) acabó. Queridos amigos, no estoy exagerando un ápice. Un rayo de luz mantuvo su posición en el templo durante la puja.

    Yantras y otras cosas secretas de las que no puedo hablar fueron estratégicamente colocadas en lugar seguro dentro del granito mismo. Luego, justo cuando terminó la puja, la lluvia comenzó de nuevo y cubrió la región todavía dos semanas más. Era más lluvia de la que la región había recibido durante muchos años. En el Yoga la lluvia se considera una bendición del Divino, porque sin ella, las cosechas fracasan y la gente sufre.

    El templo está construido para durar miles de años. La calidad del granito resiste extremadamente bien a lo largo de los siglos. Aunque pequeño, es muy artístico y energéticamente magnífico. La tranquilidad del terreno es sorprendente. Alrededor del techo del templo se representan escenas de la vida de Babaji en relieves. Todos los devotos de Babaji deberían intentar ir ahí al menos una vez en su vida.

    Traducido del blog http://kalipath.com/ con el permiso del autor


    * Aquí podéis hacer un pequeño recorrido por el templo:

 

 

 

 

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